domingo, 9 de julio de 2017

REGGAE STYLE: SWEET & DANDY

Toca retomar la actividad en esta nuestra casa. Todo el mundo sabe de la importancia que le otorgamos a conocer todas las versiones y puntos de vista acerca de la música y cultura jamaicana. Hemos hablado con artistas, bandas, clubs, sellos, iconos... pero hoy vamos más allá. A un lado del ring Sweet & Dandy, más que una tienda de ropa afincada en la calle Cabestreros 6, una de las zonas más emblemáticas de Madrid. En la otra esquina Moonstomper Fever, camino del años y medios de existencia vital. Disputa limpia, noble, dura y vistosa que tuvo como resultado esta crónica. ¡Esperamos que la disfrutéis!

¿Cómo surge la idea de montar una tienda de ropa con un estilo tan marcado? Habladnos un poco de cuál es el origen de esa reivindicación de estéticas propias de subculturas como la skinhead o mod.

Siempre nos han gustado ambas tanto en lo estético como en lo musical, sobre todo la subcultura skinhead. A partir de ahí, la relación con los mods o los casuals es evidente. Decidimos montar Sweet & Dandy para cubrir un espacio que considerábamos incompleto, pues ninguna tienda cubría al mismo tiempo todos los matices que buscábamos, ya fuese por motivos de estilo, precio o ideología.


¿Cuál ha sido la respuesta por parte del público general y/o más especializado al conoceros? ¿Cómo es la convivencia en un barrio tan multicultural como el Lavapiés de Madrid?

Estamos encantados con la acogida por parte del público al que nos dirigimos, pues aunque ninguno de los dos somos de Madrid ni llevamos aquí muchos años, desde el primer momento nos encontramos a personas que nos han hecho sentirnos parte de algo.

En cuanto al público en general, nuestra tienda gusta a gente de todo tipo que siente curiosidad y se acerca para saber algo más sobre esta cultura, algunos incluso se han convertido en amigos que vienen solo a charlar y pasar el rato. Para nosotros es muy valioso, pues aunque esto es un negocio, consideramos que hay cosas que importan más.


Esto entronca con nuestra idea de barrio y de cercanía, algo que en Lavapiés es posible y de lo que nos sentimos orgullosos como vecinos.

La cara B de esta realidad, que también la hay, es que no a todo el mundo parece gustarle la savia nueva. En toda escena hay siempre elementos aislados que recelan de todo lo ajeno, como temiendo perder un sitio que en realidad no han tenido nunca. Es un mecanismo mental tan primitivo como rechazar al que no es de la tribu o, simplemente, a los que no siguen sus directrices.


¿Qué música suena en el local durante el período de apertura?

Sobre todo early reggae, rocksteady y música jamaicana; en segundo lugar, northern soul, soul y sonido Motown. De vez en cuando ponemos oi!, punk y 2tone, y ya más esporádicamente, sonidos colaterales, como power pop o música sesentuda en sentido amplio.


Como era de esperar, tenemos que barrer para casa. Perfiles como el mod, el soulero más norteño, ciertos sectores punk, black music lovers, pero, sobre todo, el perfil skinhead, tienen numerosas vinculaciones con la música jamaicana. ¿Cuál es vuestra visión sobre el epicentro de estos lazos? ¿Por qué creéis que Jamaica tendría la respuesta musical a las necesidades de gente blanca y rapada en su mayoría en esa Inglaterra de finales de los sesenta, posteriormente con carácter más global?

Sobre el papel, pocas culturas hay más distantes que la jamaicana y la inglesa, y pocos hubiesen apostado a que una cultura tan agresiva como la skinhead fuese a tener una banda sonora tan melodiosa como la música reggae.

Creemos que la respuesta tiene una raíz antropológica muy clara, y es que la juventud inglesa de clase obrera se sentía tan marginada en su propio país como podían estarlos los jamaicanos que migraban masivamente en aquella época. Compartir idioma, así como clase y conflictos sociales, les hizo acercarse aunque no quisieran, pues además compartían espacio en barrios muy degradados y periféricos.

Aunque a sus padres no les gustasen mucho esos negros recién llegados de una ex-colonia pobre, buena parte de los jóvenes ingleses de aquellos años se llevó un golpe de realidad, pues el caso es que si compartían calle y pupitre, es porque no eran muy diferentes a ellos. Tras asumir eso de una manera tan natural como solo los niños pueden hacer, el intercambio cultural fue casi inmediato.

En este sentido, dos aspectos fueron fundamentales. El primero es que los jamaicanos hablaban inglés y eran de religión cristiana. A diferencia de otros inmigrantes, tenían camino andado en lo tocante a proximidad cultural. El segundo aspecto, casi igual de importante, es que, como promedio, los jamaicanos sabían pegar. Estaban acostumbrados a la violencia de Kingston o Port Antonio, así que los bullies británicos no iban a impresionarlos. Esta cultura de violencia, gangsterismo y respeto actuó como un imán sobre los ingleses, que imitaron aspectos de la cultura de los rude boys jamaicanos, tales como su música o la forma de caminar. Esto no debe sonarnos raro, pues en la España actual ocurre exactamente lo mismo con la influencia latina sobre los jóvenes: música, ropa, actitud, vocabulario… incluso el mismo acento al cantar o decir ciertas cosas. La misma receta con ingredientes muy similares.


¿Creéis que la música jamaicana y su actitud, así como sus particulares formas de bailar, influyeron en la forma de vestir en terrenos como la comodidad? ¿Sabriáis hacernos un repaso comparativo de la forma de vestir y los cambios más significativos desde los rude boys jamaicanos que custodiaban los sound systems de la isla, pasando por los primeros hardmods ingleses hasta tendencias más de finales de siglo y hasta nuestros días?

Quizás esto suene polémico o atrevido, pero creemos que la influencia jamaicana en lo tocante a estética fue prácticamente nula. El motivo es muy sencillo, y es que los rude boys no vestían de una manera homogénea, ni en Jamaica, ni en Inglaterra. Invitamos a cualquiera a que aporte fotos originales, identifique un patrón estético y lo relacione con la cultura skinhead. Como mucho, los jamaicanos vestían sombreros para imitar a los gángsters que veían en las películas, y los más boyantes se permitían trajes vistosos, siguiendo un proceso análogo al de los negros de Estados Unidos durante la era dorada del jazz, pero esto no influyó en absoluto sobre la juventud inglesa, ni siquiera sobre los mods. De los negros solo admiraban la música y su maña para la gresca. Cuando querían buscar estilo, apuntaban algo más alto, a los estudiantes pijos de las universidades americanas.

A falta de pruebas más concluyentes, podemos decir que la imagen del rude boy que todos tenemos en la cabeza es una invención de la época del revival de finales de los 70, cuando sellos como 2Tone reivindicaron los orígenes negros de la cultura skinhead y, ya de paso, se inventaron un eslabón estético que finalmente cuajó. Ésto está muy bien desde el punto de vista estilístico, pero históricamente no se sostiene. La idea central es que los rude boys se ganaron su espacio a golpes, pero no se vestían de una manera concreta. Lo mismo ocurre hoy en día, por ejemplo, con los senegaleses de Lavapiés.


Donde sí hubo una influencia evidente fue en algo tan interesante pero difícil de abordar como las actitudes, el baile y los gestos. Ahí los ingleses sí copiaron la chulería de los dealers y miembros de bandas jamaicanas, tanto a la hora de caminar como de bailar o relacionarse. Aunque suene peliculero, estas cosas funcionan por mimetismo. Imitar la gestualidad italiana en los Estados Unidos es un guiño al respeto que causa la mafia de aquel país, y algo parecido ocurre con el acento latino en ciertos ambientes de España, pues remite a tópicos relacionados con las bandas y el narcotráfico. En este sentido, resulta muy interesante ver cómo el ska perdió fuelle en beneficio del reggae y el rocksteady por una razón muy práctica: bailar más lento ayuda a parecer más masculino y permite estar atento a todo lo que se cuece. En un contexto violento como el de los Sound System, eso podría marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

En la Inglaterra de los 60, los skinhads no se jugaban la vida con cada baile, pero imitando a los jamaicanos, podían jugar a los gángsters, lo cual tenía sentido dada la cantidad de peleas que había.



¿Cómo véis la escena local, en este caso la madrileña, cómo la veis de salud? ¿Y en un futuro?

Pues, aunque parezca mentira, tenemos una relación bastante colateral con la escena skinhead, tanto en Madrid, a la que consideramos nuestra casa, como en nuestros lugares de origen. Aunque llevamos ya un tiempo en esto, siempre lo hemos considerado una faceta más de nuestras vidas, pero no desde luego la única ni necesariamente la principal. Vestimos de esta manera, nos gusta esta música, leemos mucho sobre esta cultura y de vez en cuando vamos a pinchadas y a algún concierto porque nos gusta bailar, pero nuestros amigos de siempre y la mayor parte de nuestro tiempo libre nunca han tenido mucho que ver con la escena skinhead. Quizás ésto ha cambiado un poco desde que tenemos la tienda, pues nos pone en contacto con gente con gustos muy parecidos, pero aún así, seguimos considerándonos un tanto atípicos en este sentido.




¿Qué visión tenéis de la escena también a nivel estatal? Bandas míticas que vuelven a resurgir, muchas experimentaciones, festivales y eventos especializados…

En general, había más skinheads en los 90, tanto en Madrid como a nivel estatal, y las gradas de los estadios pueden servir de baremo para medirlo. En esa época, pocos escuchaban música jamaicana, y el predominio estético y musical del oi! era absoluto; fue el banderín de enganche para la mayoría.

Hoy, en cambio, el rollo tradicional tiene tanto peso o más que el revival, no solo en pinchadas y festivales, sino en la manera de vestir de la gente. Nosotros tiramos hacia ese lado.



¿Qué pueden aportar las tiendas de ropa como la vuestra a estos círculos?

Queremos que nuestra tienda no se limite a ser un sitio donde comprarse ropa, sino un espacio para aquellos que busquen algo relacionado con estas culturas. Buscamos dar visibilidad a todo tipo de iniciativas, colaborando con gente que quiera promocionar su disco, fanzine, libro, marca o lo que quiera aportar. En este sentido, el fin de semana pasado hicimos una pinchada de música jamaicana para inaugurar una exposición de pintura que todavía podéis visitar en nuestro local.

Nuestra filosofía como establecimiento parte de la idea de devolver esta cultura a los barrios obreros donde nació, por lo que traemos marcas que pueda comprar todo el mundo. Algunas se han vuelto tan caras que la mayoría no pueden permitíselas, llegando a la paradoja de que un obrero del s.XXI no puede vestir como lo hacían en los 60 del s.XX. Queremos evitar eso y ofrecer una proximidad que las compras por internet no dan. Si te gusta una prenda pero tienes dudas sobre la talla o sobre cómo te va a quedar, simplemente ve a una tienda cercana y pruébatela sin compromiso.



Toca un poco mojarse... ¿Qué artista o banda 60-70 de Reggae es vuestrx favoritx? ¿Algún tema/s en particular, albúm...? ¿De grupos más contemporáneos, alguno/s que os haya/n llamado más la atención?

De grupos jamaicanos de siempre, Toots & The Maytals y The Kingstonians. Su disco “Sufferer” es de lo mejor que se ha hecho.

De artistas recientes, Amy Winehouse y Sleaford Mods. Este último puede sonar a herejía, pero creemos que en cualquier ámbito, la pureza es la peor de las perversiones.



¡Y enseñadnos! ¿Consejos a la hora de engalanarnos, bien sea para acudir al sound system o a la pista de baile a skankear?

Algunos apuntes muy obvios y necesarios:

1- Compra ropa de tu talla. Da igual que la L esté de oferta, si usas una M, no te va a quedar bien y acabarás por no usarla.

2- Adapta las prendas. Un solo centímetro marca la diferencia, así que súbete el bajo, entállate la camisa, recorta las mangas si es necesario.

3- Si no se ve el calcetín, no vale. Los chistes sobre ir de pesca indican el camino a seguir.



A modo de conclusión, algún tipo de comentario, aclaración, reflexión propia, recomendación, anécdota...

El desconocimiento acerca de los skinheads aún es generalizado. Después de más de veinte años rapándome la cabeza, mi madre todavía me pregunta por qué lo hago si odio a los nazis.

Blogs como el tuyo ayudan a que las generaciones futuras no repitan los fallos de sus mayores, así que te damos las gracias por ello y por contar con nosotros.

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